Una de las mayores suertes de mi trabajo es tener la oportunidad de conocer personas fascinantes, con las que compartes pasiones y lugares comunes. En el caso de la novia que os presento hoy, la chispa saltó desde el primer momento. Raquel, la novia del El Tiemblo, amante de la naturaleza y de los pequeños detalles, una persona cercana y sensible a la que, como a mi, le atraen los entornos campestres y el estilo silvestre.
Raquel es la viva imagen de todo lo que quería reflejar el día de su boda: frescura y alegría. Y qué mejor que el color rosa para abanderar esa actitud positiva y apasionada. Un tono predominante en la decoración, presente en sus zapatos, en los trajes de los pajes y, claro está, en el ramo.
El ramo de Raquel, preservado y con un detalle muy especial
La novia buscaba una creación despuntada y de estilo silvestre, que creé combinando distintas variedades de flores pequeñas en un línea cromática de tonos nude, verdes y empolvados. Para ese guiño en rosa intenso utilicé una gardenia, que destacaba entre el resto de flores: paniculata, trigo, avena, flor de arroz, boato, estoebe, crasperias, eucalipto, eryngium y glixia ¡casi nada!
Pero lo realmente especial del ramo estaba en la empuñadura, que personalizamos con un camafeo con la fotografía de sus abuelos entre las cintas de colores rosa y azul pastel. Es emocionante convertir un ramo que ya es único de por sí en una pieza tan emotiva y personalizada, ayudando a la novia a llevar a sus seres queridos tan cerca en un momento tan importante. Fue un detalle precioso que lucía discreto pero siempre presente en el ramo.
Además del ramo, confeccioné las réplicas, el prendido para el novio, unas delicadas coronas de paniculata para las niñas de arras que colocaron alrededor de sus moños y el bastidor para los anillos, decorando la circunferencia de madera con flores que combinaban perfectamente con el ramo. Descripción a parte merece el vestido, una creación de la diseñadora Clara Brea. Se trataba de un vestido de crepe de seda compuesto por una pieza entera y con la genialidad de una sobrefalda de gasa sedosa desmontable que se unía al cuerpo por la cintura. El trabajo artesanal de Clara destacaba en las mangas tres cuartos, con entredoses bordados en hilo de algodón realizando formas geométricas. Un detalle que también estaba presente en la espalda sobre la que descansaba un recogido bajo, una combinación entre trenza y coleta muy natural y relajada, obra de la estilista Patricia Sánchez.Sin duda, era un conjunto romántico y limpio pero con el toque moderno y desenfadado del tocado de Puntulina Tocados, una corona de porcelana en tonos metalizados, nudo y azul llena de florecillas, hojas y estrellas a lo largo de todo el diseño.
Con todo, lo que más destacaba en Raquel era su sonrisa imborrable. Como no puede ser de otra manera. ¡Te deseo toda la felicidad del mundo!Las palabras de Raquel del día más bonito de su vida
Raquel ha escrito, desde el corazón, una reflexión sobre cómo vivió un día tan significativo en su vida. Espero que pueda llenar de ilusión a otras novias que pronto vivirán un momento tan especial como el suyo:
«Todas las grandes decisiones que tomamos en nuestra vida las tomamos más seguras si nos sentimos acompañadas y, por supuesto que una boda, tu boda, lo es. Y además de importante, es bonita donde las haya: por lo que significa, por los preparativos, por soñar una y otra vez con ese día, por empezar una vida juntos… Porque aunque para cada persona tenga un significado, todos llevan al mismo punto: comienza un nuevo futuro.
En ese trocito de camino que recorremos desde que tomamos la decisión hasta que llega el gran día hay personas que te llevan de la mano aconsejándote, mimándote, sacando lo mejor de ti. Y en ese momento aparecen ellas, con nombres y apellidos, nombres que jamás olvidarás.
Quieres ser única, quieres que cada detalle cuente y que todos recuerden ese día pero, sobre todo, quieres lucir en todo tu esplendor. Y ahí llega la segunda decisión: escoger a quien te haga el vestido, el ramo, las flores, los zapatos, las alianzas, el peinado, el maquillaje… Y yo elegí a las mejores.
Y digo las mejores, porque además del gran trabajo que realizan, conocí a bellísimas personas que aman su trabajo. Daniela, de Dilo con una Flor, solo hay una y oí por primera vez su nombre cuando visité el atelier de Clara Brea, otro ángel que apareció en mi camino. Cuando vi los ramos expuestos en mi prueba de la toile y pude posar con uno de ellos lo tuve claro. Ese era EL ramo que quería llevar el día de mi boda. Complemento perfecto para la obra magistral de Clara.
Puedo describir el trabajo de ambas durante horas pero lo que me enamoró de ellas fue precisamente eso: ellas en sí mismas. Personas con luz, que te escuchan, entienden y transforman tus ideas por arte de magia en realidad. A ellas se sumaron Puntulina Tocados (Silvia es adorable), ¡qué maravilla de corona!, Lupe que diseñó los zapatos más bonitos del mundo y Patricia, mi Patri, que puso la guinda del pastel con su maquillaje y peinado. Todas juntas componen el equipo perfecto.
Moraleja del cuento de hadas: ese día puede que sea de los más importantes de vuestras vidas pero lo que siempre recordaréis es quién os ayudó a hacer realidad vuestros sueños. Yo, sin duda alguna, volvería a elegirlas a ellas. Gracias por todo, gracias por vuestro amor, delicadeza y calor. No me cansaré de repetirlo: SOIS LUZ.»